Consideraciones sobre la limpieza de superficies pictóricas

La limpieza de superficies pictóricas es una de las operaciones más delicadas en la restauración y conservación de obras de arte. Consiste en eliminar las capas de suciedad acumuladas por el tiempo tales como el polvo, el hollín, la nicotina del tabaco, etc.

Así mismo, dentro de las labores de limpieza, se incluye la retirada de los barnices oxidados o envejecidos por el paso del tiempo, que pueden deteriorar el aspecto visual de la obra. El barniz tiene la función de cubrir y proteger la capa pictórica de los agentes externos. Además, esta sustancia suele aportarle brillo, en algunas ocasiones, y otorga profundidad a los colores. También, de alguna manera, es utilizado para cohesionar las capas de pintura y protegerlas, como hemos dicho, de agentes externos que puedan dañarlas.

Sin embargo, ni siquiera los barnices pueden resistirse al paso del tiempo, ya que, con el paso del mismo, una de sus propiedades, la transparencia, se va perdiendo y se suele producir un amarilleamiento y un progresivo oscurecimiento que dificulta la correcta visión de la obra de arte. Para ello, es necesario remover el barniz envejecido y luego poner uno nuevo en la obra pictórica, ya sea un lienzo o una tabla.

Una parte fundamental de la limpieza de obras de arte es, además, eliminar totalmente o de forma parcial los repintes hoscos que afectan a la estética del cuadro. El repinte es una práctica que consiste en pintar encima de la capa de pintura original. Habitualmente aparece como consecuencia de un intento de reparar las faltas de pintura o desgastes, es decir, el pintor o restaurador en el pasado tapó las lagunas extendiéndose alrededor de ella y abarcando zonas de pintura original.

Otras veces se repintaba por el gusto de la época, por ejemplo, véase la copia de la Gioconda del Museo del Prado. Era una copia renacentista y al parecer en siglos posteriores se tapó todo el paisaje quedando el fondo negro ya que era más del gusto de entonces.

gioconda restauracion de pintura

Un caso curioso de repintes es el de la capilla Sixtina que decoró de forma majestuosa Miguel Ángel. El artista ejecutó los cuerpos desnudos y al cabo del tiempo por orden del papa Pío V llamaron a otro pintor, Daniele da Volterra, para que pintara encima de aquellos cuerpos paños y ropajes que taparan las zonas íntimas. De esa manera la composición de El Juicio Final resultaba más pudorosa. Desde entonces a este pintor, Daniele da Volterra, se le conoce con el nombre de Il Braghettone.

juicio final conservacion de pinturas

Con estos ejemplos, intento explicar que, en ocasiones, hay veces que los repintes son hoscos y vulgares y otras veces son bien ejecutados técnicamente y de cierta calidad. En ese último caso hay que discernir qué criterio debemos seguir. Quizás hay que respetar un añadido histórico que forma parte de la historia de la obra, así la pintura sufre menos y conservamos parte de su historia material.

Como podéis ver, os he hablado de varios pasos dentro de las labores de limpieza de superficies pictóricas que realizamos los restauradores de arte: eliminar la capa de suciedad, retirar los barnices oxidados o retirar los repintes. Todas ellas deben ser realizada con extremo cuidado para no transformar la esencia de la obra y poder disfrutar de ella tal y como el autor la concibió, convirtiéndola en eterna a los ojos del observador.

Espero que os hayan gustado estas breves anotaciones e imágenes sobre limpieza y conservación de pintura ¡os esperamos en el próximo post!

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